La patristica
Lo fundamental sobre la patrística es saber que es, por llamarlo de algún modo, el movimiento, tanto literario y filosófico como cultural, que imperó en la Edad Media. Es el movimiento de asentamiento del cristianismo en la sociedad (sobre todo occidental) desbancando a las otras religiones paganas añadiendo que la religión cristiana era la única y verdadera porque era la “Palabra de Dios”. Este movimiento tuvo tres etapas fundamentales, la Primera Patrística (ss. II y III), la Alta Patrística (ss. IV y V) y finalmente la Patrística Tardía (ss. VI y VII).
Características
La patrística (precedente de la escolástica) fué un movimiento cristiano que podríamos datar entre los siglos II y VIII d.C.. En el primer período cuentan los apologistas (Justino, Ireneo, Tertuliano) y escuelas como la de Alejandría (Orígenes) y la de Siria. En el segundo período, en claro apogeo, hubo la escuela de Cesarea, la de Siria y, como mayor pensador, el conocido San Agustín de Hipona (del que hablaremos más adelante). El tercer período, el de decadencia, fué el del pseudo-dionisio y el de Juan Damasceno, entre otros. El cristianismo se declaró reacio a aceptar la filosofía griega (Hermias la llamaba "insensatez") y decía que las verdades de la religión lo eran "precisamente" por ser un desatino (aquí se ve la diferenciación entre la fe revelada y el intento filosófico del helenismo de analizar y entender el mundo). Pese a este rechazo, muchos padres utilizaron la filosofía (incluso dijeron que las verdades del helenismo proceden del antiguo testamiento); los pensadores griegos más utilizados fueron Platón, los neoplatónicos y los estoicos. Curiosamente, Aristóteles fué poco utilizado (no se revivió el interés por él hasta la escolástica). Aunque, naturalmente, el epicureismo y el escepticismo fueron ignorados
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